MENDAUR


Después del madrugón y da la paliza de la escalada en Peña Rueba, llego a casa, tiro los trastos y los hierros, y cojo la mochila, con un bocata, agua y un poco de ropa de abrigo, el frontal y las botas, por que ANTSOAINGO MENDI ESKOLA , vuelve a tener salida.
Esta vez es a Mendaur, y es nocturna.
Nos distribuimos en los coches, y nos vamos hasta Auritz, un barrio de Ituren.
La gente del pueblo, disfruta de una apacible tarde en la terraza del bar, cuando ve a una cuadrilla con mochilas ,que siguiendo las flechas indicadoras, sale del pueblo con paso decidido. No quise fijarme mucho, pero las caras eran de..... - se os va ha hacer de noche ...-
Siguiendo las flechas, y las marcas del GR, vamos entrando en el bosque, sin prisas, ya que queremos que la cosa sea nocturna, para escuchar los sonidos del bosque, las pisadas de nuestras botas, y el jadeo de nuestra respiración... aparte de las muchas y variadas chorradas que nos iremos contando de nuestras perdidas imaginaciones, ya irrecuperables.



Va anocheciendo....se nos comen los lobos... Las referencias no existen, todo esta fundido a negro, tan solo, esos circulitos de luz un poco por delante de nuestros pies. Es por eso, que el paso se hace vivo... y por no quedarte solo, que en esos casos acojona un pelín...que se te coman los lobos. Vamos siguiendo ... ¡ coño al que se sabe el camino! , y además es capaz de encontrarlo de noche.... Que titann.
El viento ha venido a jugar con nosotros... cálido...viento sur, ese que vuelve loca a la gente... en las pelis de terror, ya habría salido el de la motosierra, pero ni lo pensamos ni lo queremos pensar... concentrados, seguimos subiendo, y mira... una alfombra de escaleras de piedra, nos dice que estamos llegando al final de la cuesta.




Un bocata que se agradece, a la luz de las velas, cena romántica, mientras aúlla el viento fuera.  Vaciladas varias de postre, mientras planteamos la vuelta.
Arrancamos la pereza que da la tripa llena, y nos lanzamos hacia la civilización, y las luces de los pueblos. El sueño se deja ver por algún lado. Y como toda excursión que se precie, tiene que tener su brindis final, y este lo hicimos a las dos de la mañana, en un Doneztebe - Santesteban, que estaba de marcha, y poco nos faltó para venirnos arriba...

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