VALLE DE LAS ÁNIMAS



A cuarenta minutos de la paz en coche, que en realidad nos ha costado dos horas y media, al tener que cruzar desde el centro, donde estamos alojados, al exterior de la ciudad, con todo el tráfico que te puedas imaginar de un lunes, en una ciudad de quince millones de habitantes.
Ya se ven las formaciones ¿rocosas ? un rato antes de llegar.   Son enormes agujas, que el agua ha ido moldeando, y cortando como si fuesen mantequilla, dejando una especie de roca tipo riglos, pero que si te intentas subir, se te queda en las manos.







 Como toda la tarea de hoy, es ganar altura, y despertar el cuerpo un poco, nos adentramos despacio, en el laberinto rocoso.   La respiración, se hace jadeante, hay que respirar deprisa y andar despacio. En el desierto de puna ( planta que nace y vive por aquí , como una hierba ) de repente se alzan altivas, unas enormes agujas, llenas de surcos, y chimeneas.   Unas por aquí, otras por allá.....   Vamos siguiendo un sendero, a veces poco marcado, haciendo zetas, cruzando barrancos...  .A la sombra, hace frío, y al sol castiga el calor.   Una parada para comer un poco, y seguir bebiendo agua, hidratando, y continuamos el paseo, volviendo a respirar








 Al llegar a un colladete, al fondo se alza el Illimani, alto, muy alto, pero con una calvicie nívea importante.   Parece mentira que con sus 6400 y pico metros, no tenga mas nieve.   Algún glaciar desangelado corre hacia abajo, pero se interrumpe bruscamente, en medio de este secarral.   La mañana no da para más, debemos volver a la "civilización", y comenzar a preparar la logística de uno de los platos fuertes de esta excursión.   Pero no será mañana.........

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