UNA VUELTA POR IRATI




Hoy, no voy a contarlo desde la vivencia. Sin mas, copio y pego.Gracias J...........perdón, me ha dicho que quiere ser anónimo........Gracias por la crónica.


Una vuelta por Irati
Suena el despertador. Estoy a punto de levantarme de forma casi automática para poner la cafetera, cuando de pronto recuerdo que hoy es sábado…y que son las cinco de la mañana. Continúan llegándome estímulos de lo que llamamos realidad, mientras noto cómo el sueño, escaso tras la larga semana laboral, me abandona de mala gana... Hoy la salida del club es a Irati… 29 kilómetros y 900 metros de desnivel… asumible para mi actual estado de forma, bajo como casi siempre.
Con un movimiento decidido, salto de la cama para descubrir que la noche aún campa a sus anchas por ahí fuera. Trato de imaginar que son las dos de la madrugada y que mi casa en Pamplona es un refugio de los Alpes, en donde hay que madrugar para alcanzar con garantías de éxito la cima de algún “cuatromil”…sonrío ante mi nueva excusa para soportar los madrugones, la peor parte de todos mis días, excepto muchos fines de semana y días de vacaciones, en los que unos ojos iluminan mis amaneceres...
En el sitio de costumbre, reina la puntualidad. Todo son caras de sueño, pero con sonrisas que denotan ganas de aire libre y de luz. No estamos todos, como siempre, y como siempre, todos recordaremos a los que esta vez no están. Quizá en la próxima salida…
El viaje hasta Casas de Irati se hace largo, sobre todo tras intentar tomar un café en Otsagabia, ¿La gente no madrugaba en estos pueblos? ¡Las ocho menos cuarto de la mañana no es tan tarde…! Con el estómago “triste” continuamos hacia el punto de partida.




Tras aparcar, calzarnos las botas y ponernos algo de abrigo, comenzamos a andar. Hace fresco y el sol aún brilla de forma tímida. Es joven y se acaba de levantar…
Los primeros kilómetros por el GRT-9 en dirección Noreste, transcurren por una pista junto a un arroyo…así da gusto calentar!! Pero pronto ésta se convierte en sendero y los árboles, ya sin apenas hojas, dejan ver un cielo azul, sin una nube.
Tras un giro a la izquierda, el GRT-9 enlaza con el GR-12, con destino al collado de Oraate…e Illarrita. La pendiente ya es seria, ganamos altura y vemos el valle y el río Urbeltza cada vez más abajo. Las hayas han desaparecido, pero otras nos esperan más arriba. El Ori se adivina en algún sitio…el sudor aparece.





Tras trescientos metros de desnivel, la subida se suaviza, enlazamos con un carretil asfaltado que da servicio a las bordas de pastores de la zona (así como a algún “Movil home”, tan fuera de lugar como  un inodoro tirado entre las hayas) y llegamos a Oraate. Proseguimos por el GRT-9 y pronto llegamos a Illarrita, ya bajo un sol de justicia: el verde, el azul y una multitud de Cromlech nos rodean. Auñamendi, Atxerito y Alanos nos saludan, el Ori continúa acompañándonos, al fondo se divisa el mar…¡¡qué bonito!!!
Un comentario sirve de excusa para una idea que a todos nos ronda…primero uno, luego otro y luego otros más, nos descalzamos y caminamos hasta la cima de Okabe con los pies desnudos, intentando atrapar algo de esa energía que inunda este lugar, enviando “recuerdos” a las gentes que aquí yacen, y así, de algún modo reencontrarnos con esa parte de nosotros que perdemos cada día en las llanuras grises y rutinarias…
En lo alto de Okabe sacamos la correspondiente foto de cima con el banderín del club, Antsoaingo Mendi Eskola obliga. Esta no es una gran montaña desde el punto de vista deportivo, pero como todos bien sabemos, la montaña no sólo es deporte. Y a Okabe hay que ir por lo menos una vez en la vida.


Tras picar algo, acompañado de una bota de vino felizmente “porteada”, reanudamos camino. Aún queda trecho, y los días son cortos en noviembre. El GR 12 nos conduce ahora por la cara norte de Urkulu Gandorra, en Iparralde, entre prados que antiguamente fueron bosque. La mirada se pierde hacia las lejanas Landas…sigue siendo curioso sentir los Pirineos al sur de uno, en lugar de al norte...
Por fin, la vertiginosa media ladera por donde franqueamos Urkulu Gandorra finaliza, dando paso al descenso y a una borda que en algunos provoca sentimientos de sana envidia.





Llegamos a la cola del embalse de Irabia, preocupantemente vacío de agua. En todo el camino, a excepción de Okabe, no hemos encontrado animales “racionales”, sólo ovejas, caballos y pájaros han observado nuestro caminar. A partir de ahora esto cambiará.
El sol ha crecido, se ha hecho mayor, y con descaro, nos hace sudar, pero el bosque de nuevo acude en nuestra ayuda, rodeándonos. El sendero local NA 53-C pronto abandona la pista que rodea el embalse y nos saca del camino en donde intrépidos “bikers” circulan con cara de velocidad. De nuevo, entre hayas y abetos. Sin embargo, todos adivinamos ya el final de la excursión, los paseantes en playeras y oliendo a colonia así nos lo indican. Pero aún queda un tramo, el último, entre el bosque. El sendero que seguimos enlaza con el SL NA 63-A que, tras un repecho de despedida, pronto nos deja en Casas de Irati. El sol ya es tímido aquí, asustado quizá por las decenas de coches, gente y ruido que nos encontramos al llegar. Hoy no ha sido necesario usar los frontales, y es que tras ocho horas de recorrido, incluyendo paradas, hemos llegado antes que la noche.



Una cerveza bien merecida nos aguarda en Otsagabia, pero antes, el sol se despide de nosotros en el alto de Tapla, tiñendo de un dorado más intenso si cabe, las últimas hojas que aún visten las hayas.
Abajo en el pueblo, tras irrumpir sin proponérnoslo en la sesión fotográfica de una pareja de recién casados, asaltamos el bar. Alguna cerveza es sustituida por una infusión, las primeras estrellas nos recuerdan que el otoño está avanzado... Y en el crepúsculo, oímos relatos de lejanos países y cordilleras, de ascensiones soñadas y por fin realizadas y de otras aún por culminar. Algunos sentimos sana envidia. El mundo es tan grande y hay tanto por hacer…
El reloj nos devuelve a la realidad. Antsoain aún está lejos y conducir de noche es siempre más pesado que hacerlo de día. El viaje de vuelta se hace de memoria. En el camino “hacemos algún amigo” en forma de conductor irresponsable y maleducado, pero sin consecuencias.
El viaje ha terminado. La montaña de hoy quedó atrás. Pero muchas otras nos aguardan…


Otoño de 2015







SUBTERRANEA..PICO DEL SOMBRERO...PICO DE LECHERINES

Escalar....esa pasión que nos mueve a intentar desafiar la gravedad,a desafiar nuestra mente, nuestro físico...nuestra fuerza....




Subterránea


Dos horas de andada, con hierros, cuerdas gatos y arneses.....Dos horas con la ilusión de un chiquillo con zapatos nuevos. Llevamos tiempo oyendo de esta vía al Aspe, y le tenemos ganas.
Llegados a la entrada del gran sumidero natural de roca, por donde arranca la vía, esta nos recibe con algunas gotas de agua sobre nuestras cabezas.
Algo nos quería decir, el barro del suelo, y la humedad de la roca, pero no lo queremos ver.
Con grandes dificultades, llega Aitor a la segunda chapa,  está que paTina Tarner...........
Nos vamos....hoy hay que jugársela mucho, si queremos arrancar hacia arriba.- Vamos al mallo de Lecherines, y por lo menos escalamos algo...-




Sombrero


Cruzamos la pedrera, y lo intentamos de frente, por una zona de roca, que parece fácil.....jejeje....
Una sima abre su boca en el primer paso....y decidimos que no. Buscamos un camino más fácil, y subimos hasta el collado de la garganta de Aisa, y allí abajo, está Candanchú. El día es acojonante, la temperatura ideal, cuando llegamos a la cima del Sombrero.....pero queremos un poco más, y bajamos hacia el collado con el Lecherines. La puerta de entrada, nos parece incierta, pero con un poco de aventura y descubrimiento, encontramos un paso natural, por la cara norte, que nos deja en unas canales, y nos vamos para arriba.





Pico de Lecherines                   Pa vernos matao.....   






...- No te parece que estamos pidiendo la ostia a gritos ?......-
 Las canales, están mojadas, la nieve de la semana pasada, ha transformado, y esta dura y helada.....y nosotros en zapatillas...pero, nos cortamos?....ni un pelo. Algunos pasos de IV, con la mochila al hombro, rozándonos con las rocas, con las manos mojadas....Cima.




Que día tan bueno, que perspectiva de los alrededores, cercanos y lejanos.....Midí, Balaitus, Palas, Infiernos, Gran Vignemale, Ordesa.......La vista es espectacular, y para el otro lado, un mar de nubes, que casi invita a nadar en el.
Nos relajamos, viendo como evolucionan las nubes, por debajo nuestra....nos divertimos, poniéndoles nombres de montes altos, a las que despuntan en el horizonte, comemos, bebemos, y nos relajamos en esta gozada de atalaya.




Dejamos que pase el tiempo, hasta que una corriente de aire frío, se mueve, y nos dice que nos vayamos. De nuevo mochilas al hombro, y en el último momento, una cámara de vídeo, mal atada, decide escaparse ladera abajo, hacia el abismo. Aitor sale corriendo a por ella, y tropieza......y comienza a rodar......hacia el final de la cima, con una enorme piedra que hace de balcón, y desde la cual mi perspectiva me dice, que si llega al final de ella, adiós.....              Aitor rueda hacia ese punto, y como a medio metro, la dirección cambia de forma brusca, y sale despedido en un giro bestial de noventa grados, hacia una estrecha repisa, que le salva la vida.
Yo vi a la de la guadaña.
Y creo, que cuando le quería rebanar el cuello para llevárselo, también se tropezó,  le enganchó de la mochila,  le cambió el rumbo.
Aitor, se ha roto el plumífero, y la nota cómica, después del susto, es la nube de plumón, en la que se haya envuelto. Las piernas me tiemblan, a él, le tiembla todo. Y la cámara......se ha quedado arriba.
Tanta cuerda, tanto casco, tanto arnés, tanta chatarra, para ........
Con el susto todavía en el cuerpo, comenzamos el descenso....con cuidado.





PIC DE SAUBISQUE




No todo sale siempre, como te lo propones, pero por lo menos.....algo sale.  Ya sabes, a la tortilla, hay que darle la vuelta. El midí, nos mira desde lo alto ,cuando llegamos a Pombie, y las miradas desde abajo, son entre desafiantes, y esperanzadas.
Tranquilamente y sin prisa, andamos el camino, hasta llegar a sus faldas. - ...¡¡¡ que alto !!!!....-   y esperando a los que faltan....y paseando, fundimos la tarde. Los sabios, predicen que mañana quizás pueda llover algo...residual....y dormimos con la esperanza de que los residuos, sean pocos.





Los residuos son la ostia, y no para de llover, hasta llegar de vuelta al coche.
No nos importa .....mojarnos.... y cargados con las mochilas, dejamos atrás el refugio de Pombie, y hacia el Midí, que nos vamos.



Con buen paso, a pesar del peso, subimos hasta el collado de Suzon, y aquí si. Aquí dejamos las mochilas, y los últimos metros, hasta las puertas , los subimos más ligeros.
Por aquí están las chimeneas de entrada.......podemos intentar......pero como todo está resbaladizo y húmedo, decidimos sabiamente, dejarlo para otro día. Desandamos el camino hasta el collado, y seguimos la vereda que sube de frente.



No importa la dura prueba que están pasando los goreteses...No importa que al final, no veamos nada.....Había que hacer cima .. Pic de Saubisque. Hasta los caballos dejan su huella aquí arriba, ya sabes, pastando, pastando........Una foto inmortalizadora, bajo la lluvia, con los pelos pegados a la cara , y la sonrisa, haciendo de canalón, por donde escurre el agua.


Es hora de volver, de desandar el camino, de recoger las mochilas, y de secarse, cambiar lo mojado por el confort de la ropa seca, y de humedecernos por dentro.Pero esta vez, que no sea con agua, por favor.