ARISTA DE LOS QUINCE GENDARMES AL PICO DE ALBA



Todo pasa, cuando se juntan el hambre con las ganas de comer. 
La salida , tarde, a causa de esas obligaciones, que tanto tiempo consumen en nuestras vidas, las laborales. A la carrera, intentando robarle segundos a la noche, por carreteras sin apenas vehículos. 
Una cena rápida....Tres horas de sueño.....
Con torrijas en los ojos, encendemos los frontales. 


Faltan unas horas, para ese momento mágico, en el que las cumbres, se tiñen de dorado.
 El gps, nos putea mas que ayudarnos, a estas intempestivas horas, y nos lleva como a cincuenta metros a derecha e izquierda del camino. 
Incluso se dibuja en el contraluz de la noche una arista......de pinos.
Los pasos caen, uno tras otro, agobiados por el peso de las mochilas, por la cuesta arriba  que no termina. El ibón.....el otro ibón.....piedras.....más piedras.....
Por fin la brecha.


El aire, y el frió de la amanecida, se concentran en nuestras manos, en nuestra mirada. El pecho late caliente, y con fuerza, y nos vestimos para la ocasión.
Pablo, Aitor, Roberto, somos hermanos de cuerda, aunque vayamos en dos distintas, un fino hilo invisible, nos llevará juntos hasta arriba.
La vista se nos pierde en las alturas, al buscar una salida al frontón que tenemos delante. Fisurado, pero vertical, nos dice que la pelea, por este camino, no va a ser fácil. La puerta de entrada a este caos de roca, está a la izquierda. No es sencillo, pero no es difícil, y protegido por un clavo.....manos a la obra.


Mis hermanos de cuerda, siguen los pasos, uno tras otro, sin apenas separarse. Todos juntos en el mismo cordón umbilical. 
Los gendarmes bailan con nosotros, en una orgía de roca, de vacío,de frío.....


Cuando nos aburrimos de ellos, los dejamos atrás, pero los añoramos, al volver la vista .



Paramos, comemos, bebemos, reímos, tiritamos, sudamos, escalamos, andamos, hacemos equilibrios, aseguramos, esperamos, y todo con un placer, que se acrecienta a cada paso que damos. Estas agujas de roca, cosen el paisaje.


Una chimenea, y una placa, los puntos más dificiles, no nos echan para atrás. Al contrario, nos elevan...
Son quince gendarmes, - ¡¡¡ ja ja ja !!!- , más de diezyocho llevamos pasados, y todavía no terminamos.
Las horas de esfuerzo y tensión, dejan marcas en la cara, donde bajo una mirada de fatiga, crece una sonrisa  de satisfacción.
Después de seis horas de arista, llegamos a la cumbre del pico. Punto central de nuestra actividad. 


Contemplamos el paisaje, que se pierde en la distancia, que nos lleva a imaginar nuevas salidas, nuevas escaladas. No podemos perder tiempo, el día se acaba, y tenemos una fatigosa bajada, de nuevo por pedreras, que nos va a quitar otras tres horas de nuestra vida.


En el camino de vuelta, continuamente, volvemos la mirada, a esa arista, a esos gendarmes, a esas agujas, que ahora enhebradas, han cosido esta amistad, un poco mas a nosotros.
Con noche cerrada, llegamos al coche, y buscamos la civilización, para reponer fuerzas. Deambulamos como zombies, en esta noche de difuntos, destrozados por la experiencia, jodidos pero contentos. Intentamos dormir, pero el botellón, no nos lo permite, así que con plumas y en calzoncillos, pongo tierra de por medio.